[ LIBRO DOS ]
WOF | ?COMO LAS ESTRELLAS PERSIGUEN AL SOL, ELLA FORJ? SU CAMINO HACIA LA LIBERTAD?
Hubo un inicio y un final durante la vida de Sigrid Whiterkler. Y ese inicio, fue marcado por dragones.
(NO leer sin haber ledo CROWN primero.)
Queda...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(DESBLOQUEA EL PRÓXIMO CAPÍTULO CON +70 VOTOS Y COMENTARIOS)
━━CAPÍTULO VEINTISIETE━━
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
【 LARGA VIDA 】
—¿Dirías qué los dragones viven con nosotros o nosotros vivimos con los dragones? —interrogó Said, mientras se adentraban a la calidez del Gran Salón. El kainiano les había ido a esperar a la cabaña para salir juntos. Toda una familia tradicional, según dijo, pero Sigrid se limitó a ignorarlo. ¿Cuándo comprenderían que Eivør solo estaba a su cuidado? No era como si fueran sus padres—. Cinco viven conmigo y Vhagar ya no los soporta. Siento que sí paso un minuto más con ellos me saldrán alas, lo cual sería increíble, pero no apropiado.
—¿No apropiado? —preguntó Sigrid con una risa corta, bajó a Eivør de sus brazos cuando la pelirroja comenzó a zarandearse para ir detrás de los Terrible Terror y exhaló un suspiro—. ¿Entonces no tendrías alas por qué no es apropiado?
—Claro, no vaya a ser que cuando muera vaya al infierno por poder volar —expresó con horror. Sigrid emitió un bufido y compartió miradas con Hipo, quien se veía tan extrañado como ella—. ¿Pero me imaginarías con alas? ¿Qué diría Astrid de ello?
«Que eres estúpido» pensó, pero no lo dijo. En su lugar, cambió un poco la oración.
—Muy posible, que eres ridículo —manifestó. Desvió la mirada cuando el andar de Bocón se hizo presente y apresuró su paso, no quería involucrarse en el sermón que el herrero tendría preparado. Alzó los hombros cuando Hipo habló sin emitir sonido para pedir su ayuda y lo ignoró, volviendo su atención al kainiano—. Las alas solo aumentarían esa vanidad hacia tu persona, ni Dios quisiera que tuvieras ese complemento.
—¿Qué tal de los Dioses de aquí?
—Lo dudo mucho.
—Pero existen Dioses vanidosos —prosiguió—. He escuchado de algunos.
—No puedo creer que admitas ser vanidoso —ironizó la ojigris, tropezó con una cría de Nadder que se atravesó de su camino y antes de caer al suelo, el kainiano la tomó del antebrazo—. Me has salvado de una pena pública.