[ LIBRO DOS ]
WOF | ?COMO LAS ESTRELLAS PERSIGUEN AL SOL, ELLA FORJ? SU CAMINO HACIA LA LIBERTAD?
Hubo un inicio y un final durante la vida de Sigrid Whiterkler. Y ese inicio, fue marcado por dragones.
(NO leer sin haber ledo CROWN primero.)
Queda...
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━━CAPÍTULO DIECIOCHO━━
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【 ALMAS SUSURRANDO 】
Durante la noche, hacía frío. No el típico frío al que estaba acostumbrada en épocas de invierno en Fair. No, este frío era descomunal, nada a lo que había experimentado en sus años de vida. Su cuerpo estaba, en su totalidad, pálido y no podía encontrar el calor corporal que necesitaba para no morir congelada. Sus dientes castañeando y su cuerpo temblando, eran la señal de que no soportaría por más tiempo; pero, de alguna manera, aquello le había ayudado a olvidarse del hambre por la que estaba pasando, mientras esperaba a que Daven llegase a la cueva.
A pesar de que habían encendido una fogata en la zona más cálida de la cueva, el calor llegaba muy poco a ella. Se aferró a su capa con fuerza y se hizo un ovillo para combatir con el temblor de su cuerpo, Idunn intentó concentrarse en algo más que le ayudase a olvidar el mal rato que estaba pasando en esa isla gélida. Pero lo único en lo que podía pensar era en su amigo... Erwan o, como él le había pedido que le llamara, Niels. Por años, fueron inseparables el uno con el otro, crecieron juntos y ella le enseñó muchas cosas a lo largo de esos años, se divertían juntos, entrenaban al usar la misma arma, el arco y confiaban en el otro para todo. Pero ella nunca esperó que durante todos esos años, él le hubiese ocultado el mayor secreto de su vida. No había tenido tiempo de procesar la información, cuando Erwan acudió a ella fue muy difícil comprender lo que toda esa verdad conllevaba. Y ella no habría imaginado, que llegaría el momento en el que su amigo, su hombre de mayor confianza, se alejara de su hogar para tratar de rehacer uno nuevo, en el que ella no formaría parte.
Pensar en ello, permitió controlar la frialdad de su cuerpo, por unos instantes. El vaho salió de sus labios en una nubecita cuando inspiró profundo y, lentamente, sintió el calor hacer su efecto. Antes de adentrarse a sus pensamientos una vez más, el sonido de unas pisadas alertaron sus sentidos. Su reacción fue por impulso, tomó la fuerza de los Æsir y combatió el frío cuando sacó su mano de la capa hasta alcanzar el mango de su hacha. En momentos como esos, haber traído el hacha en lugar de su arco no había parecido una buena idea.