[ LIBRO DOS ]
WOF | ?COMO LAS ESTRELLAS PERSIGUEN AL SOL, ELLA FORJ? SU CAMINO HACIA LA LIBERTAD?
Hubo un inicio y un final durante la vida de Sigrid Whiterkler. Y ese inicio, fue marcado por dragones.
(NO leer sin haber ledo CROWN primero.)
Queda...
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━━CAPÍTULO VEINTISÉIS━━
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【 ESTO ES BERK 】
—¡Esto es Berk!
Desde la lejanía, Sigrid aún no se habituaba a lo mucho que la isla cambió durante los meses en que comenzaron a rescatar los dragones de los cazadores. El cambio era abismal, casas coloridas y estaciones de comida para los dragones, áreas de descanso con todas las comodidades posibles que a la larga fueron atrayendo dragones salvajes como los Scaldarones que solían vivir al fondo del océano y los Colaquemantes, que establecieron nido al fondo del bosque, lejos de los humanos, pero cercanos a la naturaleza.
Hipo observó a los nuevos residentes, con brazos extendidos en el aire y una sonrisa complacida. Sigrid compartió miradas con Astrid y ambas negaron con una risa ligera, ya era usual que el Jefe de Berk diera extensos discursos de bienvenida a los nuevos berkianos. Los dragones, complacidos de escucharle, rugieron en respuesta.
—Su nuevo hogar lejos de su hogar —prosiguió, señalando hacia la isa colorida con dragones que aguardaban ansiosos a su llegada—. Un destino increíble, con todo incluido, sin que tengan que pagar nada.
Mientras se adentraban a la isla, una sensación de vértigo se apoderó de Sigrid haciéndola resbalar del asiento. Había detenido su camino para curar a algunos de los dragones con mayores cortes y el efecto comenzaba a surgir efecto. Nymeria que iba atenta a las palabras de Hipo —como sí fuera su primera vez en Berk—, ladeó su cabeza para verla y extendió sus alas en movimiento lento para que se acoplase al ritmo del vuelo.
—Ya está bien —murmuró, esquivando los dragones ansiosos por arribar.
—Así que acomódense y dejen sus preocupaciones atrás, el servicio es de altura, la comida flamante y los locales son sumamente animados —prosiguió, ingresaron de plano a la isla donde cabañas se asentaban por encima bajo construcciones largas que resistían el tamaño, tuvieron que virar ante los pequeños locales y casas donde vikingos alimentaban a sus dragones—. Cualquier paraíso común y corriente cuenta con playas y sol, pero nosotros no, nosotros tenemos algo que nadie más puede tocar... —señaló, alzando el meñique para enfatizar en su autenticidad—. Nosotros, amigos míos, tenemos dragones, cientos y cientos de dragones.