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Winds of Freedom | Hiccup Haddock ?

Fanfiction

[ LIBRO DOS ] WOF | ?COMO LAS ESTRELLAS PERSIGUEN AL SOL, ELLA FORJ? SU CAMINO HACIA LA LIBERTAD? Hubo un inicio y un final durante la vida de Sigrid Whiterkler. Y ese inicio, fue marcado por dragones. (NO leer sin haber ledo CROWN primero.) Queda...

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VIII: the wintersong

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—Debemos dejar los caballos. —Algunos minutos después, los corceles se detuvieron sobre la empinada a la entrada oculta al bosque y la voz del Comandante se hizo presente—. En este lado del bosque es imposible que nos hagamos espacio con los corceles y es más peligroso, está oscureciendo y las manadas de lobo no han de tardar en salir.

La piel se le erizó de solo pensarlo. Lobos. A eso habían ido, a ver a los lobos que la habían mantenido inquieta durante sus sueños. No había comentado a nadie sobre aquello hasta que una noche no pudo evitarlo más y le contó a su madre, quien a su vez le dijo que ya era hora y consultó a Lord Cornelius. Sigrid no lo sabía, su padre no le había comentado nada de aquello, pero en las viejas tradiciones, los reyes antes de portar la corona debían visitar a los lobos después de ser llamados por ellos para recibir su aprobación. El que tuvieran el emblema del lobo en su casa no era solo eso, no era un simple animal adornando un estandarte. Era algo más profundo y el pensar en ello, hizo que el estómago de Sigrid se revolviese de los nervios y el miedo.

Habían lobos, muchísimas manadas, durante las noches de luna llena los podía escuchar aullar a la luna. Pero en Kain habían dos especies de lobos, los lobos normales que no hacían daño si se les dejaba tranquilos y los lobos huargo. Animales de gran tamaño, pelaje y fuerza sorprendente; eran animales inteligentes, peligrosos para aquel que tuviera la osadía para enfrentarlos. Habían pasado años desde que algún habitante en Kain los hubiese vistos, eran sigilosos, peligrosos, pero a diferencia de los lobos normales, los huargo no aullaban a la luna con tanta frecuencia ni se mostraban a los humanos. Y por ello Sigrid no había prestado atención a ellos, en su mente se le habría pasado que tendría que hacer algo tan insensato y peligroso como lo que estaría para hacer.

De acuerdo con su madre, su padre no había recurrido a los lobos ni su padre antes que él, pues no habían sido llamados en sueños. «Era peligroso invadir el hogar donde no habían sido invitados», fueron las palabras de su madre. La piel se le erizó de solo pensar que sería la primera en recurrir a los lobos después de tantos años sin haberlos visto. «Te están llamando y si lo hacen, debes responder. No puedes ignorarlos, aparecerán en tus sueños durante cada noche o correrás el peligro de que ellos vengan a verte a ti en el castillo». El pensar en lo último solo hizo que sus nervios incrementaran, tener un lobo normal cerca del castillo era peligroso... Pero imaginar una manada de huargos.

A Nymeria le daban miedo los lobos y a ella también.

—... Una bestia como esas no debían ser tomadas a la ligera. —La voz de Lord Cornelius, dirigiéndose a Lyanna quien había viajado en medio de las tropas, la sacó de sus pensamientos mientras se hacía paso entre los arbustos del bosque y la gran empinada que les esperaba para escalar—. He visto lobos, por supuesto, pero nunca uno como ellos. Nadie lo ha hecho, se mantienen ocultos y es preferible de ese modo —prosiguió, echando un vistazo de reojo a Sigrid que se abrazaba a todos esos abrigos que la envolvían—. Sé lo que puede hacer un lobo normal a un simple humano, son animales salvajes, después de todo, pero en Kain aprendimos a no alzar las armas contra un huargo si no queríamos terminar muertos. Pocos han escapado de ellos, se mantienen en manadas, lo que los vuelve más invencibles.

» La única esperanza, solución o como prefiera llamarlo es rodear a un solo lobo. Inclusive matar un dragón es más fácil que esto y menos peligroso.

La voz de Lyanna no tardó en hacerse presente para contradecir las palabras del Lord, pero Sigrid no quería escuchar nada más. Los árboles frente a ellos se alzaban entre grandes rocas, plantas y nieve arremolinada que volvía su andar más lento. Debido a la ropa que llevaban, la situación era todavía peor, pues era imposible avanzar a grandes zancadas o con pasos rápidos por el peso de las prendas, así como el viento rugiendo en su dirección solo era un obstáculo más.

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